Luego de escribir:
me di cuenta que los colores realmente repercuten en la vida de cada uno, pero esta vez, de manera literal. Me puse a pensar en el color rosado y todo lo que este significa sin ir demasiado lejos.
¿Por qué ya no tengo tanta ropa rosada cómo antes? ¿Por qué en mi mente se repite la frase “demasiado rosado” cuando veo algo que destaca en un brillante rosa? ¿Por qué muchas mujeres odian el rosado si algún día fue su color favorito?
Mi cabeza se llenó de incógnitas y procedí a escribir algunos pensamientos en mi celular, rápidamente comencé a investigar acerca de este color en la ropa (desde sus orígenes) y pensé enseguida que hablar acerca de la mujer y la ropa rosada sería un tema interesante del cual podía escribir. Sin embargo, lo dejé de lado y sólo fue una idea más en mi cabeza.
Hasta que vi esta historia:
Algo en mí me hacía pensar que esa foto gritaba algo cómo:
Mejoré mi relación con el rosado.
Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado. Mejoré mi relación con el rosado.
No dejó de resonar esa frase en mí por unos días y no pude dejar de preguntarme (otra vez) cómo es que un color tan comercial y socialmente dirigido hacia las niñas, puede tener un impacto real en nuestras vidas. Es por eso que decidí no sólo escribir, sino además, entrevistar para poder tener una visión más acertada acerca de:
El ser mujer, crecer y odiar el rosado
Un artículo necesario y una entrevista real
Desde el momento exacto en el cual todos se enteran de que el bebé de una mujer, será otra mujer, todo se vuelve rosa. Literalmente. Las ropas que va a usar, los dibujos que verá en la televisión, sus nuevos juguetes (con los que creará historias fantásticas) y casi todo lo que la rodee de ahora en adelante tienen algo en común, son del mismo color: rosado. Y aunque para ese momento, no hay razonamiento alguno acerca de esta combinación de rojo y blanco, será algo definitivo para la vida de algunas mujeres.
El color rosado tiene un efecto directo en la vestimenta de la vida femenina desde la infancia. Las madres, en su mayoría, visten a sus hijas en base a sus propios criterios, las abuelas de aquellas madres repetieron el mismo patrón. Las madres de aquellas abuelas, hicieron lo mismo y todas estas generaciones incluyeron el color rosado en la paleta del armario de sus pequeñas porque es “el color de las niñas”.
Al crecer, cada persona tiene la plena libertad de elegir qué usar al momento de vestirse y claramente, que color, pero más allá de pensar que el rosado simplemente es un color y ya, es necesario saber que hoy en día en las calles y en las conversaciones (porque es ahí donde realmente importan las cosas) significa mucho más. Significa en la mayoría de casos: mujer femenina. Aunque ese no sea su definición en todos los diccionarios del mundo. ¿No lo crees? Hagamos una prueba:

Y aunque es claro el que cada día más personas (me incluyo) están cambiando hacia a una mentalidad más abierta acerca de la percepción del color rosado cómo un color universal, tiene aún un camino largo por recorrer. Deconstrucción, tan vital y tan complicado. Jamás imposible, eso sí.
El color rosado está pues, asociado a la mujer, más específicamente a su versión más pequeña, a su infancia “rosada”. Pero… el color rosado no significa mucho más de lo que representemos con este. A lo que me refiero es que, si bien el rosa pueda estar asociado a la feminidad socialmente, eso no significa que sea una regla general, pues hay que tener en cuenta con total vitalidad que el usar este color no hace a la mujer, mujer. Un color jamás definirá en lo absoluto nuestra propia expresión de feminidad.
Hace unas semanas, se comenzó a viralizar el usar lazos rosados en los peinados de manera estética. Luego se empezaron a colocar en objetos, mascotas y hasta comidas cómo parte de la tendencia.

Si antes el demostrar que las mujeres tenían fuerza en su interior buscaba el rehusarse de cualquier símbolo de delicadeza, cómo pasaba con la tendencia Girlboss, hoy muchas mujeres abrazan su feminidad, por ser parte de su esencia misma de personalidad y por qué no, del ser mujer.
Sin embargo, hubo un punto en la vida en la cual muchas de nosotras nos obligamos a odiar el color rosado, cómo si este tuviera un veneno dentro, como si fuera maligno. Existió un rechazo por la falsa concepción del rosado como el némesis de la adolescencia. (Luego descubrí que realmente lo eran la baja autoestima y el querer encajar en cualquier lugar). Si me preguntan a mí cuál fue la razón de evitar a toda costa el color rosado, les confieso que fue debido a que relacionaba este color a mi yo más infantil, por lo tanto quería ser percibida como una persona más madura. Y si esto significaba el tener que dejar de usar uno de mis colores favoritos en mi infancia, no importaba demasiado (¿o sí?). Es gracioso porque ahora que lo pienso, mi madurez no tiene ninguna relación con un color, mucho menos con uno tan lindo como el rosado, pero ¿acaso ese es el motivo de todas las mujeres? Veamos que piensan algunas sobre el rosado dentro de su vestimenta:
¿Te gusta y usas el color rosado en tu vestimenta?
Si lo uso, depende la tonalidad.
¿A qué asocias el color rosado?
A un lazo
(#1 Mujer Adolescente)
¿Usa el color rosado en tu vestimenta?
No lo uso
¿Por qué?
Hay muchos estereotipos alrededor del rosado, cuando era niña prefería usar el verde y el rojo.
(#2 Mujer Adulta)
¿Usa el color rosado en tu vestimenta?
Sí, sí lo uso
¿A qué asocias el color rosado?
A la feminidad
(#3 Mujer Adulta)
Luego de realizar esas cortas preguntas, pude concluir en que cada mujer tiene una percepción del uso del color rosado en su día a día muy diferente.
La primera respuesta, aunque ambigua, nos permite rescatar que el color rosado en una tonalidad aceptable, es usado. Además que es claramente femenino por la asociación al lazo.
La segunda respuesta, de manera tajante, se apoya en la respuesta anterior afirmando que el color rosado es femenino, pero que además tiene estereotipos y por esa misma razón, no fue ni es usado.
La tercera respuesta, rescata al rosado cómo un color que se usa, pero que nuevamente resalta en la feminidad.
¿En qué punto exactamente se empezó a asociar el color rosado a la mujer?
Veamos un poco de historia:
En la época del renacimiento, a los niños y posteriormente a los hombres se les vestía de rosado porque era un color derivado del rojo, que justamente, denotaba fuerza y poder.
Posteriormente, en los Estados Unidos se popularizó el usar el rosado para las niñas y el celeste para los niños. Y aunque esta es solamente una muestra de todos los ejemplos de los cuales se podrían hacer teorías acerca del origen del rosado en la vestimenta, es casi imposible negar que el color rosado en pleno siglo XXI, es un color que sigue estando asociado hacia el sexo femenino, a su infancia, delicadeza y feminidad.
Aún así, es importante conocer las historias sobre mujeres a las cuales el color rosado les ha marcado completamente en ser quienes son. El color rosado no es un problema, al igual que el amarillo o el azul, pero entonces, ¿por qué muchas adolescentes, quizás hasta pubertas, dejan de usarlo? Aunque tuve un ligero problema con el rosado durante mi crecimiento, jamás fue demasiado. Es por eso que decidí conocer a fondo la historia de una mujer a la cual el rosado le haya marcado definitivamente.
Una de ellas es Melanie Zerga, una adolescente de 17 años que durante su crecimiento personal, tuvo una relación complicada con el el rosado. Este insignificante (o realmente significante) color, tuvo trascendencia más allá de su propio armario de ropa sino además en su vida personal en la percepción de si misma.
Cuéntame un poco más acerca de tu infancia, ¿cuando eras niña usabas ropa rosada?
Melanie: No, en mi familia la mayoría eran hombres y no había mucha influencia. Estaba mi mamá, pero no era demasiada influencia para mí.
¿Y al crecer?
Melanie: Para mí… el rosado era para niñas bonitas. Sentía que no merecía eso (usarlo). No encajaba.
¿Pensabas que el color rosado, sin embargo, era bonito?
Melanie: Sí, sí me gustaba, era bonito, pero no era para mí.
¿Hubo presión alguna para que lo comenzaras a aceptar dentro de tu vida?
Melanie: Sí, por parte de mi mamá, ella quería que sea más femenina, más sentimental.
Teniendo en cuenta que el rosado es un color lleno de estereotipos, ¿Has vivido o escuchado los prejuicios alrededor de este color ?
Melanie: Sí. Mi prima mayor muchas veces era quién aportaba en esos comentarios. Decía que el rosado era para “niñitas”, “lloronas”. Es algo que no ha cambiado hasta ahora.
¿Qué fue lo que hizo que comenzaras a mejorar tu relación con el rosado?
Melanie: Me comenzó a gustar el color rosado por mi mejor amiga. En un comienzo lo apreciaba por cómo se veía en ella, luego me dije a mi misma: "También puedo ser femenina, también me lo merezco”. Se volvió una percepción personal.
El ser mujer, crecer y odiar el rosado, demuestra que cada mujer tiene su propia historia con el rosado, ya sea triste, de puro empoderamiento o con una carga de timidez en ella. Odio o amor, en todas sus prendas o en ninguna de ellas.
Me quedo con una reflexión final: El rosado para mí, hoy es un color más, pero jamás volverá a ser un color menos. Amo ser femenina con o sin el rosado, sin ningún impedimento y con todo su brillo.
El rosado nos ha frenado de ser genuinas y ser nosotras mismas, pero es hora de cambiar la historia y el significado de este color. ¿Y para ti, qué significa el rosado en tu vestimenta, en tu vida?
Querida Gianella, me gustó tu texto. Me encantó ver a Melanie. Además, comparto una historia con el rosado, fucsia y rojo en mi niñez. Solo me compraban ropa de esos colores muy llamativos. No me gustaba llamar la atención. Mi padre decía que me ponía esos colores porque me iban bien… Aunque a mis hermanas les compraban otros. Restringida a tres colores, terminé odiándolos.
En cuanto gané dinero, compré colores fríos. Sin embargo, cuando arriesgué a usarlos nuevamente,hace algunos años, nunca pasaban desapercibidos, pero con comentarios sobre lo mucho que me favorecían, así que me amisté con ellos. La vanidad hizo lo suyo.
Sigue escribiendo. Me haces sentir orgullosa de ti.