¿No les ha pasado que quieren subir una foto a sus historias y sienten que hay algo que los detiene? Algo que se podría traducir como una vergüenza ajena o como si lo viéramos desde una perspectiva ajena a nosotros mismos y nos juzgamos en automático. Veo a mi alrededor a muchas personas que suben algo y en automático lo borran porque no les gustó tanto como pensaban o se tapan todo el rostro frente a un selfie y aunque las razones de eliminarlo podrían ser varias, una de ellas es la propia vergüenza que podemos sentir.
Debo confesar que antes eso me pasaba demasiado porque sentía que estaba exponiendo una parte de mí que podría ser un blanco perfecto de críticas. Ahora que lo pienso, puede que sea una exageración, pero me pregunto qué hubiera pasado si realmente lo hubiera creído. De todas maneras yo siempre he estado publicando todo y muchas veces me he encontrado frente al comentario de:
¿No te da vergüenza subir todo eso?
…
Como muchos ya saben o tal vez otros no, yo desde pequeña tenía un canal de Youtube llamado Gianela Vlog y ahí hacía lo mismo que hago actualmente que hoy con más o menos madurez. Nunca me había sentido avergonzada sobre lo que hacía, por eso mismo me divertía tanto haciéndolo. Me pregunto qué sería de mí si hubiera continuado…
Sin embargo, algo bonito que rescato aquí es que después de haber abierto mi propio canal, muchos otros compañeros lo empezaron a hacer. No exactamente de lo mismo que yo hablaba, sino de sus propios intereses como lo eran videojuegos o demás, pero fue una fuente de inspiración.
La razón por la cual yo eliminé completamente ese canal es porque yo sabía que lo que hacía no era del agrado de todos y me lo habían hecho saber. Había comenzado a ver mis primeros videos y comencé a sentir vergüenza de mi misma. ¿Pero qué es exactamente esto?
La vergüenza es una emoción que nos mueve a ocultar algún defecto, rasgo o acción propios que creemos que, de ser revelados, provocaría la no aceptación o rechazo de otros. Es una emoción que nos lleva a esconder nuestras fallas y errores y, a menudo, a caer en excesos de autocrítica, posiblemente para prevenir o minimizar el rechazo o la crítica destructiva de los demás.
Mayor info en: La vergüenza nos permite observar y asumir las reglas sociales DGDH-Facultad de Psicología
Técnicamente se puede entender a la vergüenza como una emoción social que si bien es meramente personal, está ligada a la opinión pública. Y cuando te expones en las redes sociales, porque son una exposición al fin y al cabo, eres punto de crítica. La diferencia aquí es que debemos de aprender a que hacer realmente con las críticas que no te ayudan a mejorar y eso es algo que yo no sabía. Es por eso que un día me levanté con suficiente vergüenza de mi misma como para borrar todo, (si, ni siquiera archivar) todos mis videos de mi canal para no dejar algún rastro de lo que algún día subí. Ahora veo en retrospectiva y siento que no hizo demasiado cambio el haber borrado todo o no, las personas que veían mis videos, los recordarán y los que no, pues claramente no pero quien se recordaría sería yo. No fue la primera vez que me sucedió, pues como escribí en el artículo de :
Yo tenía también un podcast que ahora mismo no se va a poder encontrar y la razón de esto es la misma que lo de mi canal de Youtube cuando tenía 7 años. Habían pasado ya 7 años de diferencia y repetí el mismo patrón:
Borré todo el contenido que alguna vez hice porque sentía vergüenza de lo que había hecho con el pasar del tiempo.
Igual quiero entender acerca de lo que pensaba en ese entonces y quiero creer que lo hacía porque el tiempo era diferente y la diferencia entre estar en cuarentena a comparación de exponerse frente al mundo era distinto. Porque es una realidad, todos fuimos distintos en cuarentena a quienes somos ahora. Al final, todos los caminos llevan a Roma y es por eso que tuvo el mismo final y no, no era un borrón y cuenta nueva, porque tener ese pensamiento mientras borras todo por los demás y no porque lo pasado te ayudará a crear una mejor versión, no ayuda en nada.
No sé en qué momento me empecé a dar cuenta que las redes sociales que yo tenía eran realmente mías y que no le debía nada a nadie, que era quien decidía que publicar y que no. Y si publicaba algo que no me sentía cómoda, lo borraría por mí y no por alguien más, pero debo de admitir que es un proceso. Usar tus redes sociales cómo te gustaría hacerlo o cómo ves que los demás lo hacen es complicado. Se tiene que ver bien, pero no demasiado forzado. Orgánico pero lo suficientemente bonito como para publicarlo. Es un dilema.
Creo que también depende mucho de quienes tienes en tus redes, pues de eso dependerá mucha de tu comodidad. Si tienes una cuenta con personas en las cuales no confías del todo, no podrás subir lo que quieras, pero si aún así no sientes la suficiente confianza para realizarlo, quizás ya es algo más personal. Es por eso que antes de publicar o no publicar algo, preguntémonos a nosotros por qué lo hacemos, ¿es por nosotros? ¿Es por alguien más?
Por otro lado, hay personas que les gusta estar detrás de las fotos, tomarlas, pero jamás se harían un selfie y otros que aman subir sus caras todos los días. ¿Quién está haciendo lo correcto? ¡Pues nadie! porque cada quien sube lo que desee siempre y cuando no dañe a nadie más y si bien no a todos nos puede gustar, siempre está la opción de dejar de seguir, pero si eres una persona que si se plantea que de verdad le gustaría publicar más y no hay algo que los detiene más que sí mismos, deberían plantearse el porqué lo hacen. Porque sólo lo publican para sus amigos o para sí mismos.
OJO que hay que saber que no tienes porqué publicar todo. La privacidad e intimidad es algo sumamente importante y que hay que priorizar hoy en día sobre todo. Sin embargo, también podemos ser parte de muchas tendencias o sólo compartir momentos felices como otras personas con quienes queramos hacerlo. No hay que quedarnos afuera si es que lo queremos hacer solo por lo que podrían decir los demás.
A este punto de mi vida me he dado cuenta que las redes sociales en esa generación significan mucho, ya sea que se te vea muy bien o muy mal, muy feliz o muy triste, pero qué más da lo que piensen los demás?
¿Importa acaso más de lo que nos importa a nosotros mismos?
Aprendamos a subir contenido a nuestras propias redes sociales siempre recordando que son nuestras, con toda la responsabilidad que eso conlleva.
Con cordura,
Lola